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La Disfunción Eréctil, cuando el hombre no puede.

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Se bromea, se hacen chistes y se cotillea sobre “la impotencia” de los hombres, de sus gatillazos o incluso se usa cualquier otro término peyorativo y poco empático con las situaciones en las que la erección se espera y no aparece. Y no se trata de dramatizar pero tampoco se puede frivolizar. En la disfunción eréctil, la frustración, la impotencia y la sensación de fracaso son las emociones que sufre el hombre que la padece.

Una definición adecuada de Disfunción Eréctil (en adelante DE) seria: “La incapacidad persistente o recurrente para obtener o mantener una erección apropiada hasta el final de la actividad sexual, que provoca malestar acusado o dificultades de relación interpersonal…” (DSM-IV-TR).

La DE afecta a muchos hombres a lo largo de su vida. Puede presentarse de forma esporádica o persistente. La edad, y sobre todo a partir de los 40 años, es un factor que aumenta la prevalencia.

En España, se estima que entre un millón y medio y dos millones de hombres padecen DE (Martín Morales, Sánchez Cruz, Sáenz de Tejada y Rodríguez Vela et al. 2001). A partir de los 70 años, el porcentaje aumenta de forma considerable.

Posiblemente es la DE, la disfunción sexual que más sufrimiento genera a quien la padece y la que más ayuda médica o psicológica demanda.

Existen causas orgánicas que generan dificultades o las predisponen respecto a la erección. Entre ellas, las más frecuentes son:

–          Arteriosclerosis

–          Diabetes

–          Hipertensión

–          Hiperlipidemia

–          Tabaquismo, Alcoholismo

 

Pero en todos los casos, existe un componente psicológico con independencia que puedan coexistir causas médicas:

–          El temor al fracaso. Las dudas sobre la capacidad de erección.

–        Estar pendiente de la erección y “desconectar” del erotismo y la excitación. El hombre se desconcentra y por lo tanto, pierde excitación y rigidez de erección.

–          Conflictos generados en la pareja por la DE.

–          Inseguridad personal, sentimientos de culpa.

–          Miedo al rechazo.

 

Porqué la respuesta sexual no funciona de forma exacta ni segura en todos los encuentros sexuales. Se trata de una respuesta involuntaria que no responde bien a presiones, a exigencias y a temores. Cuando estas emociones están presentes en el terreo sexual, alejan la excitación aumentando el riesgo a repetir DE.

Algunos episodios de DE deben ser tomados con normalidad. Haber bebido alguna copa, estar cansado, no estar de buen humor, etc., Pero cuando el problema persiste es importante pedir ayuda. La terapia sexual para estos casos alcanza casi el 90% de eficacia.

 

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