El amor y la pareja siempre han estado vinculados con la pasión, el desenfreno y la subida y bajada de emociones, yo lo visualizo como una atracción de tío vivo en el que no para de haber momentos de adrenalina por la pérdida de control y la tensión constante. Si no sientes que estás al límite, en el descontrol, significa que no hay amor, que no hay chispa y, por ende, no tiene cabida el amor o iniciar-mantener una relación. 

En consulta de terapia constantemente escucho: no siento lo mismo, no sé si hay chispa, se ha perdido esa pasión del principio, etc. Parece que ese principio en el que había nervios, desconocimiento, falta de seguridad, etc. lo relacionemos con la pasión y los sentimientos necesarios para tener una relación. Pocas veces me he encontrado que me digan: qué bien que estoy, me siento segurx, tranquilx y calmadx con esta persona y estoy feliz y enamoradx. 

Una relación sana debe tener como base la paz y la tranquilidad, el sentirte lleno al lado de alguien que te conoce, te comprende y te acepta y eso es lo que debe generar bienestar y paz. Una relación real es aquella que se basa en un equipo, que te potencia, que te da esa sensación de seguridad que te ayuda a crecer en otros ámbitos de tu vida. Una relación sana se basa en la comprensión, el equipo, la amistad, el apoyo, etc. y, por tanto, la tranquilidad. 

Si lo que uno busca es adrenalina y sensaciones pasionales constantes no debe poner su foco en una relación estable, sino en una relación puntual, temporal y sin un exceso de implicación ni acoplamiento porque, a la mínima que se estabilice echará de menos esas sensaciones. Siempre digo que hay que ser honesto con uno mismo, mirarse en el espejo y saber cómo funcionas, qué necesitas y de qué forma puedes llevar mejor tu vida. No hay que encajar por fuerza en el canon de relación que nos venden, hay que aprender a generar la versión que a uno le sirve. Sé que esto no es fácil pero una vez se trabaja y se descubre es un crecimiento personal exponencial porque hay coherencia entre lo que uno siente y lo que uno hace.  

Al mismo tiempo, es fundamental que te preguntes si ofreces esa paz y esa tranquilidad en tu pareja, lo primero en cualquier tipo de relación es ofrecer y después se puede pedir. Siempre digo que una relación es como una cuenta bancaria, primero pones el dinero y luego pides los intereses. Hay que hacer autocrítica y analizar si uno mismo sabe potenciar a la pareja, si tiene las bases trabajadas para poder generar esa relación sana, esa calma y aceptación que lleven al otro miembro de la relación a sentirse seguro.