Es un tema bastante tabú a día de hoy, sigue habiendo la creencia de que los hombres siempre tienen ganas, siempre están preparados. Desde hace mucho los hombres han llevado casi todo el peso de la relación respecto la iniciativa y el rendimiento sexual. Aunque sí es cierto que cada vez escucho a más pacientes mujeres que dicen “mi pareja no tiene ganas, ya no me busca”.
Empecemos por el principio ¿qué es el deseo sexual? He encontrado múltiples definiciones como:
– Es la fase de estimulación de los impulsos sexuales para activar la respuesta sexual.
– Es el deseo de tener sexo con alguien.
– Es una ansiedad placentera de carácter erótico, un estado anímico, una propensión a excitarse y un cúmulo de sensaciones agradables.
– Es la necesidad o impulso sexual.
– Etc.
Yo la definiría como las ganas y el interés por mantener una intimidad erótica y/o sexual con uno mismo o con alguien para la obtención de placer.
Debemos diferenciar varios tipos de bajo deseo sexual:
– Primaria:
La falta de deseo es desde siempre, no ha habido un cambio.
– Secundaria:
Cuando se disfruta de un buen deseo, pero en un momento dado se pierde el interés por la conducta sexual.
– Generalizada:
La persona con bajo deseo lo experimenta en todas las situaciones, la pareja, otras personas, la masturbación, etc.
– Situacional:
No se experimenta deseo hacia la pareja, pero sí hacia otras personas o hacia la autoestimulación.
¿Qué factores pueden hacer bajar el deseo sexual?
Lo más importante es conocer la/s causa/s para poder tratarlo y resolver el malestar. Hay causas orgánicas y otras psicológicas, por ello es importante como primer paso ir al urólogo para que realice las pruebas pertinentes y si todo está correcto el siguiente paso es asistir al sexólogo para resolver las posibles causas psicológicas.
Factores orgánicos:
– Tratamiento con algunos medicamentos.
– Alteraciones hormonales y problemas neuroendocrinos.
– Enfermedades metabólicas.
– Enfermedades crónicas.
Factores psicológicos:
– Problemas de pareja.
– Disfunciones sexuales.
– Bajo estado de ánimo.
– Ansiedad y estrés.
– Cansancio.
– Presión por satisfacer a la pareja.
– Baja satisfacción sexual (monotonía, pérdida del placer, etc.)
– Pérdida de la atracción.
– Etc.
El primer paso es reconocer la problemática y buscar ayuda en manos de buenos profesionales porque cada caso es un mundo. En muchas ocasiones creemos que el tiempo o nosotros mismos vamos a resolverlo, pero el tiempo va pasando y todo sigue igual, por eso lo mejor es acudir a un especialista para resolver el malestar ya que con un poco de implicación y ganas se resolverá pudiendo disfrutar de nuevo de la sexualidad.
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