Iniciar una relación de pareja es un proyecto ilusionante. Enamorarse, un estado embriagador. Pero en algunas ocasiones la relación sigue un curso que no habíamos imaginado.
En algunos casos acaba en una separación o un divorcio y resulta un proceso difícil. Deberemos entonces afrontar un duelo, lo que nos generará un gran desajuste emocional.
Pero ¿cómo llegamos a tomar la decisión de poner fin a nuestra relación? ¿Cuándo lo hacemos? ¿Cómo lo hacemos? Nos asaltan infinidad de dudas.
Por todo ello, es necesario detenerse y reflexionar para poder poner fin de forma racional y tranquila, si es lo que queremos o creemos conveniente. Esto nos va a permitir minimizar y gestionar las emociones que nos pueden asaltar: tristeza, frustración, decepción, rabia y ansiedad relacionadas con un futuro no previsto, etc.
Cuando surgen conflictos en la relación, ¿cómo saber si esto supone un reto para la pareja o es mejor decantarnos hacia una ruptura? Debemos concedernos un tiempo para poder tomar una decisión firme, tanto en el hecho de seguir o de dejarlo.
Acaso, cuando tomamos decisiones importantes en nuestra vida, ¿No analizamos las consecuencias? ¿Los Pros y los Contras? ¿Hay opciones mejores o peores? Un ¡Adiós! ¡Se acabó! Sin más, sin elaboración, sin discusión puede ser más duro de superar que las consecuencias reales de la ruptura.
Pero vamos a retomar el objetivo de este texto. ¿Hay formas mejores y peores de poner fin a una relación?
No existe una respuesta universal, hay tantos modelos de parejas y motivos (conflictos persistentes, dificultad de resolución, incompatibilidades, necesidades no cubiertas, etc.) como personas en el mundo. A pesar de ello, algunas consideraciones nos pueden ayudar a poner en orden el caos emocional que suele ir acompañado de una difícil decisión.
Tener en cuenta las siguientes recomendaciones puede ayudarnos:
- No tomes una decisión de forma impulsiva ni agresiva: Los portazos y el ¡se acabó! mejor en el cine. El ¡me marcho! esperando que la otra persona venga a suplicarnos que nos quedemos tampoco es una buena estrategia. Una ruptura, cuando existe un proyecto de vida compartido, creado en común es una decisión crítica. No debes ni puedes decidirlo de un día para otro. En plena discusión es posible que tomemos decisiones poco reflexionadas y des de la emocionalidad.
- Determina los motivos por los que quieres ponerle fin a la relación. El dolor emocional, la tristeza son la consecuencia: Debo poder aclarar los motivos del malestar, saber qué áreas son las que no me satisfacen: la intimidad, la confianza, la comunicación, el modelo de vida, el tiempo juntos, las diferencias, el espacio personal, ¿Qué es lo que no me satisface? ¿Qué necesito yo en una relación? ¿Qué aspectos son irreconciliables?
- Haz una lista de los aspectos positivos y negativos. Puede ayudarte a poner distancia emocional y valorarlos de forma más objetiva. A veces, un problema grave y continuado puede ensombrecer aspectos positivos de nuestra relación. Obsesionarse con un problema persistente puede hacernos dudar de aquellas áreas que nos satisfacen.
- ¿Existe posibilidad de un cambio? ¿La insatisfacción se debe a conflictos, malentendidos que podemos superar, dinámicas que pueden cambiar o bien se trata de aspectos que tienen pocas probabilidades de cambio a pesar de vuestros intentos y generan insatisfacción y dudas continuas?
- Expresa a tu pareja tus sentimientos, tus dudas. Habla con tu pareja sobre la situación, sin acusaciones, intentando transmitir tus emociones, las situaciones que quieres cambiar, tus dudas, tus necesidades. Pero sobretodo no lo hagas en un momento de explosión.
- Establece un tiempo para trabajar activamente en los cambios. Cuando la insatisfacción es alta no la podemos aplazar eternamente y tampoco podemos mantenernos en una situación dolorosa. Las advertencias y las amenazas no son la solución. Se trata de negociar, de mostrar las propias necesidades y las del otro y darnos un tiempo para trabajar en ellas. Si durante este proceso hay motivación, pero siguen surgiendo dificultades y no lo acabáis de conseguir podéis valorar la posibilidad de ir a un especialista en terapia de pareja.
- Valora la posibilidad de estar un tiempo separados. Una separación temporal cuando hay un conflicto persistente y una dificultad en resolverlo puede ser una buena opción. Un tiempo acordado nos dejará un espacio para tomar distancia y reflexionar sobre la relación. Si este tiempo avala la decisión de separación, habrá servido también para ir gestionando de forma progresiva el cambio en nuestra vida.
- Expresa la decisión final. Saber qué es lo que no funcionó como esperabas, qué motivos han motivado la separación, compartirlos y expresarlos nos ayudará a entender y a trabajar en un duelo saludable. Saber por qué y cuando hemos puesto fin a nuestra relación es básico para poder superarla.