Cuando se rompe una relación de pareja, es inevitable pasar por un período de duelo emocional y crisis sentimental que lleva a la reconstrucción de la propia vida, e incluso de la identidad. El psicólogo Stephen Gullo, en su libro «El shock sentimental«, delimita y explica las fases de este proceso. Define el shock sentimental como un fenómeno normal con un curso previsible de síntomas, fases y acontecimientos que tiene un principio y un final. Ante una ruptura, el hecho de poder conocer las diferentes etapas por las que pasaremos, proporcionará perspectiva ante la situación y la oportunidad de poner en marcha diferentes estrategias y recursos según se avance por la experiencia.
La primera etapa es de paralización y desorientación, y normalmente pueden aparecer dificultades para dormir y comer. Es como si se entrase en shock. En realidad es una etapa protectora de corta duración, que aísla del impacto psicológico que conlleva la pérdida de la relación. Posteriormente se pasará a la etapa de la pena. Probablemente te sentirás irritable, malhumorado y tenderás a tener explosiones de llanto descontrolado. Inicialmente puedes sentir cómo si hubieras perdido un parte de ti, como si la soledad y el vacío te envolviesen. Esta tristeza no es solo por la pérdida de la persona, sino por pérdidas múltiples que se dan al concluir una relación: el tiempo que se compartió, los proyectos comunes, las esperanzas e ilusiones puestas en la relación, el estilo de vida, las rutinas, el hogar, el entorno social conjunto… Son un conjunto de muchos cambios que se avecinan, y a muchos de nosotros nos aterra salir de nuestra zona de confort. Ante tal dolor, muchos intentan retomar algún tipo de contacto con la persona amada, como una especie de remedio a corto plazo para paliar la pena que sienten. No es una buena idea durante el inicio de la ruptura intentar mantener ningún tipo de relación, pues las emociones deben ser digeridas y gestionadas. Dejar un tiempo prudencial sin contacto hará que sea más fácil avanzar por las diferentes etapas. Es importante no quedarse bloqueado e intentar seguir con nuestro funcionamiento diario. A pesar de las dificultades, fluir con el dolor de la pérdida permite que los sentimientos se desarrollen naturalmente.
La siguiente fase es la adjudicación de la culpa, donde hay la necesidad de encontrar sentido a la ruptura, entender que salió mal y quién o qué es el responsable. La emoción de base es la rabia, la cual, si se utiliza de manera positiva, puede ayudar a salir de la pena y empezar a reconstruirse. También, en esta etapa es común lamentarse del propio fracaso por no haber escogido a la persona adecuada y haber invertido un tiempo en la relación. Después pasaremos a la etapa del adiós, donde pasamos a aceptar que se ha terminado. Posiblemente es el momento más difícil. Te invade una sensación agridulce y de resignación, decimos adiós a lo que fue y nunca más será. Para ello hay que darse ánimos para seguir avanzando y mimarse centrándote en tus necesidades. El shock sentimental empieza a remitir al llegar a la etapa de reconstrucción, donde se reconstruye activamente la propia vida. Es un buen momento para plantearse la opción de empezar a salir con alguien; antes de esta fase es desaconsejable, ya que no se habrán extraído los aprendizajes necesarios para ello, ni se estará preparado para establecer una relación emocionalmente saludable. Finalmente, se llega a la fase de resolución. Se inicia un nuevo ciclo vital y, por fin, se hacen las paces con el sufrimiento.
El camino por las diferentes etapas no es lineal, puede que durante el tiempo que dure el shock sentimental avances y retrocedas de unas a otras. Pero lo importante es no quedarse estancado en ninguna y resolver las cuestiones personales que vayan aflorando en cada etapa. Este proceso suele durar alrededor de un año, pero la evolución de cada individuo es muy subjetiva: las personas se curan a ritmos diferentes. Dependiendo del compromiso y el grado de intimidad con la pareja, el tiempo de la relación, el tipo de ruptura, la historia personal y los recursos individuales para hacer frente a la pérdida, el tiempo de duración variará. No hay una única manera de superar una ruptura y avanzar, pero sí es importante estar atento a posibles actitudes o conductas destructivas que puedan darse por el dolor, la culpa o el arrepentimiento (pueden ir desde consumo de drogas o alcohol a aislamiento social). En caso de quedarse anclado en alguna etapa, sería interesante considerar acudir a un psicólogo, el cual te proporcionará el acompañamiento adecuado para aprender de esta experiencia y construir una nueva versión de ti mismo y crear el siguiente capítulo de tu historia.