En terapia constantemente veo parejas que para que el sexo no desaparezca de su relación deciden, de mutuo acuerdo, pactar los momentos íntimos, es decir, tener espacios marcados para tener sexo, de este modo sienten que siguen manteniendo “la llama” aunque en realidad lo único que hacen es distanciarse más.
La sexualidad nunca puede ir unida a la imposición o sensación de obligación. Socialmente nos han dictado que una pareja no funciona o no existe si no hay encuentros sexuales, esta idea nos genera tensión, presión y malestar. Por tanto, para poderlo cumplir se tienen relaciones sexuales, pero sin la base necesaria, la complicidad y el deseo.
El sexo siempre es consecuencia del bienestar de pareja, por ende, nunca se puede atacar directamente si es que no hay algún problema clave y específico en el encuentro íntimo. Primero se debe analizar que las bases de pareja funcionan, es decir, las rutinas, la comunicación, los acuerdos, etc. si eso existe, el siguiente paso es ver cómo la pareja conecta, tanto en la parte de diversión como en la parte de intimidad, estos os aspectos son los más importantes.
El ocio y la diversión es fundamental, hay que encontrar actividades, tener actitudes y generar momentos para reírse en pareja, poder desconectar de las obligaciones, generar recuerdos positivos y desestresarse saliendo de la rutina. Una vez hay un hábito positivo creado, porque no se trata de esperar que se haga un día y ya dé los frutos para pasar al siguiente paso, hay que llenar un vaso de vivencias que generen sensaciones positivas y conexión.
Cuando esto ya exista, el paso siguiente es potenciar la intimidad afectiva y emocional, es decir, se trata de tener un vínculo de cariño y de empatía. Hay que buscar momentos de contacto físico, de caricias, de intimidad sin la obligación sexual, sino simplemente conectar a nivel corporal, sin olvidarnos de conectar a nivel emocional, también es importante tener espacios de conversar sobre la pareja, sobre cómo se siente cada uno, sobre preocupaciones, proyectos, etc. Esto fomentará la sensación de unión e intimidad necesaria para poder generar el deseo.
Por tanto, el último paso ya será tener espacios que favorezcan la sexualidad, no de forma obligada, pero si ya conseguimos momentos de intimidad seguramente estos generarán deseo y, consecuentemente un encuentro sexual. Recuerda que el sexo nunca puede partir de una idea mental e impuesta, debe surgir de unas emociones y de unos deseos.
Si quieres trabajar en la sexualidad, recuerda primero trabajar en la pareja y en todo lo necesario para que el sexo pueda fluir sin presión y con ganas.
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Fuente: La Alcoba – La Vanguardia (Núria Jorba)