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la familia politica

La familia política

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La relación con la familia política es una de las causas más frecuentes de conflicto en la pareja. El problema clásico es la falta de acuerdo sobre los límites de la relación con los suegros. Es recomendable que desde el inicio se pacten para evitar futuros problemas.

Algunas personas nunca se han desenganchado de sus padres emocionalmente, especialmente cuando uno de estos es sobreprotector. En estos casos es habitual el control, el chantaje emocional por parte del padre-madre para despertar el sentimiento de culpa al hijo o hija pudiendo así conseguir los propósitos marcados.

Lo que se ha de conseguir es hacer una vida independiente, pero para eso hace falta madurez y autonomía, así como saber priorizar la propia familia enfrentándose, en algunos casos, a situaciones incómodas y complicadas con la familia de origen.

Cuando aparecen los hijos, la tercera generación, acostumbran a surgir problemas nuevos y puede haber nuevas disputas. Los casos más típicos son cuando la suegra desautoriza a la nuera en las pautas educativas y el hijo-marido no defiende a su mujer y no se posiciona a su favor.

Dentro de la pareja un error común es hablar mal de la familia política. Hemos de recordar que nosotros podemos criticar a nuestros padres, pero que no nos gusta ni permitimos que lo haga otra persona, y menos nuestra pareja. Así que hemos de evitar hacerlo a la inversa.

Por lo tanto, hemos de tener presente las siguientes pautas, y más si vamos todos juntos de vacaciones al pueblo, pues debido a la crisis económica este tipo de vacaciones ha incrementado, provocando que pasemos más tiempo con la familia política y que puedan aparecer muchas más situaciones de conflicto.

Cada persona y pareja necesita un espacio de intimidad que ha de ser delimitado.

Aclarar con la pareja los límites que nunca se han de traspasar y las conductas que no están permitidas.

Llegar a acuerdos sobre qué actividades conjuntas se hacen con la familia.

No permitir comentarios sobre la educación ni cómo se comportan las hijas o hijos.

No exigir a la pareja que le apetezca estar con la familia del otro.

Tener una actitud abierta y flexible.

Relajar nuestras costumbres.

No entrar en las provocaciones.

 

Éstas son algunas frases típicas que se escuchan en terapia de pareja, en las cuales os podéis sentir identificados. Si es así, os animo a trabajar estos límites para evitar problemas en la relación.

“Sus padres se presentan en casa cuando quieren, sin avisar y sin tener en cuenta nuestros planes”

“Cada dos por tres hemos de ir a su casa a comer”

“No paran de hablar por teléfono cada día y además les explica intimidades nuestras”

“Desde que tenemos un hijo hemos de estar cada dos por tres con ellos”

“Si me relajo, nos pasaríamos el día con ellos”

“Parece que su familia sea más importante que la nuestra”

 

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