A lo largo de nuestra vida podemos pasar por diferentes situaciones y/o enfermedades que requieran de medicación, con el resultado de la posible afectación de diferentes áreas de nuestra vida. En este caso nos centraremos en un área que requiere especial atención; la sexualidad y la erótica.

En ocasiones ciertas medicaciones pueden alterar nuestra Respuesta Sexual sufriendo cambios que puedan dificultar nuestras relaciones sexuales y la satisfacción derivada de ellas. 

Antes de nada, aclararemos que la Respuesta Sexual hace referencia a todo ese proceso de “respuestas” (valga la redundancia) que se desencadena en nuestro cuerpo, y no sólo en los genitales, ante un estímulo sexual. 

Dicho esto, existen multitud de medicamentos que pueden afectar a nuestra respuesta sexual , y sin pretender exponer en estas líneas un manual médico ni prospecto de medicinas, sí diremos que algunos de ellos pueden interferir en la función de nuestros genitales (dificultad de erección, sequedad vaginal, dificultad para el orgasmo, etc) o en las ganas o motivación que tengamos por llevar a cabo conductas eróticas, o sea, en el deseo sexual. Los grupos de medicamentos que más suelen influir en la respuesta sexual son los antidepresivos, los ansiolíticos, los fármacos cardiovasculares o los antiestrógenos, utilizados en ocasiones en casos de cáncer de mama, entre otros.  

Es posible, como ya hemos comentado, que frente a la ingesta de ciertos tipos de medicación podamos notar que nuestros genitales ya no responden como queremos; no tenemos las mismas erecciones, no sentimos el control eyaculatorio de antes, sentimos sequedad vaginal y nos duele tener relaciones coitales o notamos que no nos apetece como antes mantener encuentros eróticos, por poner algunos ejemplos. 

Es importante entender que todas las dificultades que acabamos de describir le pueden pasar a cualquier persona tome o no medicación. Por ello, será imprescindible hacer una historia de la situación y de la persona, así como entender diferentes variables personales, relacionales y contextuales que puedan estar interfiriendo . 

El modelo sexual del que solemos partir es aquel que tiene que ver con unos preliminares, para terminar generalmente en penetración y orgasmo. Este modelo es tan válido como cualquier otro y si nos genera satisfacción puede ser muy adecuado, pero debemos saber que si en algún momento de nuestra vida nuestros genitales “fallan”, este modelo puede generar ciertas angustias. Por ello, antes de nada, será fundamental saber que la sexualidad y las relaciones sexuales van más allá del coito y de la penetración. Podemos disfrutar de nosotros y de otra persona con todo nuestro cuerpo sin obligaciones coitales ni de orgasmo. Si todo lo que tiene que ver con nuestra erótica se lleva a cabo y se disfruta únicamente con los genitales como protagonistas, el día que esos genitales no respondan como queremos toda nuestra sexualidad se verá comprometida. Ampliar nuestro modelo de relaciones sexuales puede ayudarnos.

Para ir concluyendo; en todo el proceso de una enfermedad o una época en la que debamos tomar medicación, una de las  fases más importantes es la aceptación de la nueva situación. Este es un paso complejo que puede llevarnos tiempo pero será fundamental entender y aceptar qué nos pasa o qué le pasa a nuestra pareja en caso de tenerla, y cuáles pueden ser algunas consecuencias o cambios para poder hacerles frente. 

Para ello, hablar con el especialista y comentarle aquellas cosas que nos suceden en relación a la erótica con la finalidad de que el profesional pueda modificar o cambiar la medicación o la dosis, a veces también es una opción viable. 

Con todo ello, diremos que diferentes tipos de medicación pueden afectar a nuestra respuesta sexual y al disfrute de nuestra relaciones sexuales (no todas las medicaciones afectan de la misma forma a todas las personas), pero lo más importante es saber que todos y todas , independientemente de la situación que tengamos, estamos preparados/as para el placer . 

No olvides contar con especialistas y profesionales en medicina, psicología y sexología que puedan ayudarte a gestionar una nueva situación y en muchas ocasiones, volver a recuperar la sexualidad que tanto echamos en falta. 

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