Es posible que en los momentos que no has tenido pareja hayas querido tenerla y, por el contrario, cuando has estado emparejado/a hayas soñado con volver a tener la libertad que te daba la soltería. 

Podemos pensar que estar en pareja y comprometernos con alguien nos hace perder parte de la libertad que tenemos y, en cambio , estar solteros/as es sinónimo de libertad, hacer lo que quiero y no tener que dar explicaciones. 

Veremos en este artículo las diferencias entre la libertad en pareja y la independencia e intentaremos ajustar expectativas de lo que ocurre en las diferentes realidades. 

Cuando elegimos tener pareja (y sí, en efecto, es una elección de cada día), adquirimos una responsabilidad con nosotros, con la otra persona y con la relación en la que estamos. Debemos asentar las bases para una relación sana y llegar a acuerdos que sean satisfactorios para ambos miembros. La responsabilidad con nosotros/as versa por conocernos y aceptar quienes somos, lo que queremos y cómo nos sentimos mejor en una relación. La responsabilidad con el otro/a pasa por explicar de manera clara qué queremos, qué nos hace felices y qué esperamos del él/ella como pareja, así como respetar los acuerdos a los que lleguemos. 

En una relación sana, la libertad no se pierde. 

El concepto de libertad, según la RAE, es “la facultad que tiene un hombre de obrar de una manera o de otra, y de no obrar, por lo que es responsable de sus actos. Estado o condición de quien no es esclavo”. Según esto, parece claro entender que en una relación de pareja no debe haber esclavos ni debemos sentirnos como tal. 

Por el contrario, lo que sí se ve modificado cuando nos involucramos en una relación es la independencia que la soltería nos ofrece, y esto no tiene por qué ser algo negativo. 

Es evidente que cuando decidimos establecer una relación, del tipo que sea, adquirimos un compromiso con esa persona que nos lleva a asumir una responsabilidad afectiva con ella y ,por tanto, a contar con esa persona en diferentes decisiones y aspectos de nuestra vida. Dependerá del tipo de compromiso que queramos adquirir y del grado del mismo. 

Por tanto, no debemos confundir la libertad con la independencia. 

En una relación de pareja siempre debemos sentirnos libres para ser nosotros/as mismos/as, para tomar decisiones y para relacionarnos desde DONDE nos sintamos mejor ,pero debemos aceptar que parte de la independencia que antes teníamos la perderemos en pro de la relación y del compartir con otra persona. 

No olvides que hay muchos tipos de relaciones y muchas maneras de relacionarnos, que conllevan diferentes tipos y grados de compromiso y diferentes responsabilidades. 

Analiza qué crees que encaja más contigo; qué tipo de personas, qué tipo de relaciones, qué puedes ofrecer, qué compromisos quieres o no adquirir… 

En definitiva; conocerse a uno mismo/a será un aspecto fundamental para poder establecer relaciones sanas . 

                                             Y recuerda… La libertad es condición Sine Qua Non del ser humano.

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