1- La familia de origen: El tema de la familia de él o ella es un motivo frecuente de discusión, sobretodo en parejas que acaban de empezar ya que crean las primeras normas y hábitos de pareja.
2- El dinero: Las discusiones por el dinero aparecen a lo largo de toda la historia de la pareja, no importa la edad ni si están casados y tampoco los años que llevan conviviendo. Es por esta razón que recomiendo crear unas reglas iniciales de cómo queremos llevar la parte económica.
¿Qué es menos conflictivo, mantener cuentas separadas o hacer un fondo común? Depende. Existen los que mantienen cuentas separadas y cada uno se hace cargo de determinados gastos; y por otra parte, existen los que dan su sueldo al otro para que éste lo administre. Cualquiera de los dos sistemas y otros intermedios, servirán por igual. No hay un modelo mejor que el otro, lo importante es que los dos miembros de la pareja se sientan satisfechos.
3- El trabajo y la carrera: En muchas parejas, más allá de quien gane más, la discusión puede venir por el lado de quien tiene una posición más importante a nivel laboral y hace que dedique más tiempo a su carrera profesional que a la vida en pareja y a las obligaciones familiares.
4- Los hijos: Las discusiones con respecto a los hijos son inevitables y necesarias para acordar temas fundamentales como la educación, los permisos y los límites. Si los dos están involucrados, habrá diferencias y hace falta negociar. Es lógico que surjan diferencias porque cada uno viene de familias diferentes, con valores y percepciones diferentes.
¿Como se negocian estos temas cuando la pareja está separada?
La negociación es válida tanto para parejas que viven juntas como para las que están separadas. A medida que los hijos crecen, llevan diferentes problemáticas. Primero viene la escolaridad, después las salidas, el dinero, etc.,
5- Las tareas domésticas: Las discusiones por este tema son inevitables pero lo que podemos controlar es como plantear el malestar. Siempre tenemos que intentar transmitir una demanda positiva no un reproche. ¿Y cómo sería una forma positiva de plantear las cosas?
Primero, tenemos que describir la situación.
Segundo, decir lo que sentimos.
Y, en tercer lugar, proponer como se podría solucionar. No pensar que el otro tendría que darse cuenta o saberlo si no se lo decimos. El otro puede no darse cuenta aunque resulte obvio.
6- Los celos: ¿Cuando son normales y cuando pueden destruir a la pareja? En toda relación, una dosis de celos significa interés hacia el otro, para cuidar a alguien a quien consideramos valioso. Pero, cuando los celos se vuelven exagerados o enfermizos, acaban destruyendo la relación.
¿Cómo podemos evitar que arruinen la relación? Des del principio de la relación se tiene que intentar no dar pie a demandas que provoquen un intento de control, se tienen que establecer muy bien los límites.
7- El tiempo libre: ¿Por qué los fines de semana o las vacaciones pueden ser una pesadilla para la pareja? En general, hay muchas discusiones en relación a qué se hace cuando tenemos tiempo libre y cuánto tiempo se dedica a la pareja o a la familia y cuánto tiempo nos dedicamos a nosotros mismos.
En una pareja tiene que existir el espacio para uno mismo y otro, compartido. Si todo es compartido, uno de los dos se está anulando, o incluso los dos. Si solo se unen por un punto que ni se roza, entonces, hay poco contacto. La línea entre el exceso y el desinterés, a veces, es muy fina. Por lo tanto, el equilibrio no es fácil.
8- Los intentos de cambiar al otro: ¿Por qué si elegimos a alguien por lo que es después queremos cambiarlo? Los terapeutas de pareja solemos decir que la gente se separa por lo mismo que se enamora. Muchas veces, elegimos lo opuesto, alguien que nos complementa y, por lo tanto, nos fascina. Y, mientras no convivimos con ese alguien, es fácil admirar sus rasgos diferentes. Con el amor, se compra la ilusión de que todo cambiará pero se trata de una ilusión.
9- Los detalles: Las discusiones por temas más pequeños son muy frecuentes. Porque los detalles no son detalles. Estas peleas revelan luchas de poder, inflexibilidad e intolerancia. Dicen mucho sobre la consideración que se tiene hacia el otro.
Pero, ¿vale la pena discutir por estos detalles? Vale la pena hablar sobre ellos, porque son cosas que nos molestan y que perturban la relación. Siempre hemos de seguir las reglas de: plantear el tema de forma positiva, en primera persona y no como una acusación y dejando claro cuál es nuestra propuesta o que es lo que necesitamos.
10- La necesidad de ganar o tener razón: ¿Cuando conviene ponerse firme y cuando es mejor decir “hasta aquí he llegado” en una discusión? Es importante hablar pero hay que ir con cuidado a la hora de plantear la discusión. Muchas veces, queremos convencer al otro de que tenemos la razón pero tenemos que preguntarnos si queremos resolver el problema o simplemente ganar al otro.