El acceso a la pornografía se ha vuelto más fácil que nunca. Millones de personas recurren a ella para satisfacer sus deseos sexuales o como fuente de entretenimiento. Sin embargo, existe una creciente preocupación sobre los posibles efectos negativos de la pornografía en la salud sexual de los individuos. En este artículo, exploraremos la relación entre la influencia de la pornografía, la disfunción eréctil y la eyaculación precoz, y analizaremos los mitos y realidades que rodean esta cuestión.
La pornografía ha sido criticada por presentar una visión distorsionada de la sexualidad. Las representaciones sexuales, en ocasiones exageradas, pueden crear expectativas poco realistas sobre el rendimiento y la respuesta sexual. Algunas personas pueden sentirse presionadas para cumplir con estos estándares, dando como consecuencia problemas de autoestima y ansiedad en el ámbito sexual.
Una de las ideas más comunes es que el consumo excesivo de pornografía causa disfunción eréctil. Sin embargo, la evidencia científica no respalda esta afirmación de manera concluyente. La disfunción eréctil puede tener múltiples causas y en ocasiones es complicado concretar el origen. Aun así, parece que la pornografía puede influir en la respuesta sexual (concretamente en la erección) de los sujetos en el momento de la estimulación y en cómo acostumbramos a nuestro cuerpo a responder ante estímulos sexuales.
En este sentido, la eyaculación precoz también podría estar relacionada con el consumo de pornografía. Sin entrar en aspectos muy específicos de la eyaculación, la relación que podemos encontrar entre esta y la pornografía es la forma en la que acostumbramos al cuerpo a masturbarnos y a responder ante la estimulación. De forma sencilla; si cada vez que nos masturbamos lo hacemos con estímulos visuales (vídeos, imágenes…) estaremos dejando de entrenar las fantasías y pensamientos sexuales y estaremos llevando a cabo una masturbación muy “finalista” que lo único que busca es la eyaculación y el orgasmo fácil y en poco tiempo.
La relación que se observa en consulta en esta área tiene mucha relación con lo que después ocurre en relaciones de pareja; si acostumbramos a nuestro cuerpo a eyacular rápido y con estímulos visuales que siempre están presentes, las relaciones sexuales en pareja pueden resultados más complicados.
Con todo ello, serán importantes algunos aspectos:
- Si nos apetece masturbarnos, podemos hacerlo sin buscar el orgasmo y la eyaculación rápida. Podemos tomarnos nuestro tiempo y disfrutar de ello.
- Llevar a cabo la masturbación y momentos de autoerótica desde las fantasías (cosas me gustaría hacer, situaciones vividas excitantes…).
- Dedicarnos un espacio y tiempo a estar con nosotros/as mismos/as, tocarnos, acariciarnos con la finalidad de conocernos y no tanto con la finalidad de eyaculación.
- Dedicarnos un espacio y tiempo a estar con nosotros/as mismos/as, tocarnos, acariciarnos con la finalidad de conocernos y no tanto con la finalidad de eyaculación.
- Entender que la erección y la eyaculación no son lo más importante. El disfrute, pasarlo bien solos o en pareja, el autoconocimiento y la satisfacción deben ser la prioridad.
Si a pesar de todos los esfuerzos sientes que necesitas ayuda o que tus relaciones sexuales no son todo lo satisfactorias que te gustaría, no dudes en buscar ayuda de profesionales.
Y piensa, a ti, ¿qué te hace disfrutar de tu sexualidad?
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