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Cómo vivir el aquí y el ahora

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¿Te obsesiona el tiempo presente? No quieres malgastar ni un momento de tu vida, ¿verdad? ¿Quieres tenerlo todo a tu alcance? ¿Te cuesta incluso parpadear por temor a perderte algún momento?

Lo que nos pasa es muy sencillo. Pensamos rápido y actuamos sin pensar, con prisas. Es una manía moderna, una manía del siglo XXI. Es lo que nos enseñan y nos hacen creer. Tenemos que correr, tenemos que llegar a tiempo, tenemos que vivir a contrarreloj. Vivimos en la cultura de la inmediatez. Todo tiene que ser, ¡ya!, todo tiene que ser ahora, en este momento, en este instante. Lo queremos todo para ayer o antes de ayer, incluso.

Pero, ¿y si escojo desconectarme un instante? Pulso el botón, reset y se acabó. Como no somos máquinas no podemos hacerlo, pero, ¿a quién no le ha pasado que haciendo “x” actividad ha desconectado un momento mirando al vacío sin pensar en nada? O cuando alguien ha estado hablando mucho, llega un momento en que desconectas, es una pausa incluso para ti porque normalmente no pensamos en nada, estamos mirando hacia un punto fijo sin pensar, puede que sintiendo y estando muy relajados.

Esa desconexión es la que quiero que consigamos, ya sea en nosotros mismos o desconectando con otra persona. Sí, me refiero a las buenas conversaciones, a prestar atención a esa persona que nos está contando sus cosas o que nos está dando buenos consejos. Sumergirnos en la conversación, sin coger el móvil ni mirar hacia otro lado. Somos seres pensantes y evidentemente podemos estar pensando muchas cosas a la vez cuando nos hablan, es difícil, a veces, no hacerlo, pero, no hace falta correr. Tampoco en cuestión de ideas y quehaceres. Si estamos disfrutando de una buena conversación, no pensemos en que tenemos que ir a comprar. Si estamos teniendo un momento íntimo con nuestra pareja, apartamos las obligaciones porque en la cama no nos servirán de nada y apagarán todo el romanticismo creado.

El consumismo a veces ensombrece nuestro querer hacer más humano. Hay un dicho que dice que menos es más y estoy totalmente de acuerdo. Lo que tenemos que hacer es hacer las cosas por placer, sin prisas, totalmente relajados/as. Incluso podemos sonreír mientras las hacemos. Tenemos que concentrarnos en lo que estamos haciendo ahora mismo. Disfrutar del instante sin pensar en nada más. Por ejemplo, si estamos corriendo por un bosque, nos dejaremos llevar por el paisaje y pondremos toda nuestra atención en nuestro cuerpo, en nuestros músculos. Nos concentraremos en nuestra respiración, ¿verdad? No pensaremos en irnos a duchar mientras estamos corriendo, disfrutaremos de nuestra experiencia. Me refiero a esto, a valorar ese momento y hacerlo único. Cualquier actividad es válida y vale más que cualquier materialismo que podamos adquirir. Con este tipo de experiencias que van más allá de quién eres es cuando probablemente te llegues a conocer bien.

Ir demasiado rápido haciendo las cosas indica que queremos que todo pase rápido, indica que queremos poner un pie en el futuro y salir del presente, que tanto valor le tendríamos que dar. Ahora mismo respiras, sientes, piensas y actúas. Concéntrate en esto y no le des importancia al futuro porque no lo puedes controlar y pasará lo que tenga que pasar, así que déjate sorprender por lo que está por venir y disfruta de lo que puedes controlar que es, AHORA.

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