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Convivencia en pareja: ¿Siempre es una buena idea?

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Hace años, parecía que cuando una pareja llevaba ya un tiempo y sus componentes tenían ya una determinada edad, la convivencia no se cuestionaba, de hecho, era algo que si o si, se daba por supuesto y además, la mayor parte de las veces, se deseaba enormemente. 

Los tiempos han cambiado, las situaciones de las personas también, cada vez hay más parejas que comienzan con edades más avanzadas, quizás con hijxs de relaciones anteriores, quizás sin estos, pero con unas rutinas muy a su medida, y el iniciar una convivencia con alguien, se pone en entredicho, sin que eso suponga tener dudas sobre la relación de pareja.

Tanto el querer convivir con la pareja como el no hacerlo aun estando la mar de bien con esa persona, es igual de válido, por lo que, veamos en este artículo algunos de los pros y contras de cada opción para que, cada unx elija la opción que más se adecue a lo que quiere sin sentirse mejor o peor por ello.

RELACIONES DE PAREJA CON CONVIVENCIA

Como “pros”, en este caso hay varios.  Para comenzar, el hecho de convivir con la pareja, amplía la posibilidad de compartir más tiempo con ésta. El día a día, genera espacios para esa comunicación con el otro, sin prisas, quizás relajadxs al final del día, o durante el desayuno antes de irse a trabajar.  También, facilita que si la persona quiere, pueda aprovechar el tiempo mejor, tanto para si mismx, cómo con sus amistades, cómo tiempo de calidad con la pareja. Ya los encuentros no se deben reducir al fin de semana, por lo que, cuando este llega, no se tiene la sensación de tener que elegir, ya que hay espacio para todo a lo largo de toda la semana. El tiempo de calidad con la pareja, ya no se reduce a sábado y domingo, si no que cualquier día, cualquier ratito, es viable para que se dé. 

El hecho de convivir, también hace que conozcas más al otro, no sólo cuando no hay tareas ni obligaciones, si no cuando se tiene que lidiar con estas. Esto permite ver hasta qué punto, esa relación es realmente lo que unx quiere. 

La confianza que se logra también cambia respecto al no convivir. Suele crearse un vínculo más íntimo con el otro, lo cual puede ser positivo en muchos aspectos, pero, ¡cuidado! Ya que si se lleva por la vía equivocada, puede jugar en contra…

Y explico a qué me refiero… esa confianza podría suponer el sobrepasar unos límites que para la seducción son importantes para muchas personas… Y es aquí, donde cito parte de los “contras” de esa convivencia en pareja. El convivir con el otro, puede llevarnos a que muchos espacios personales y preferiblemente individuales, se vean invadidos por la pareja y nos expongamos mutuamente a ello. Todos somos humanos, evidentemente, pero por la misma razón, hay ciertas cosas que si no se cuidan, pasan factura.

Al mismo tiempo, el hecho de convivir, puede llevarnos a caer en rutinas que quizás nos apaguen en la relación, a perder la sensación de echar de menos o de ganas de ver, a comernos los espacios individuales y que todos sean conjuntos, etc… 

Obviamente, todo ello no depende tanto de la convivencia en si, si no del tipo de relación que queramos tener y aquello que queramos cuidar o descuidar… pero está claro que la inercia de estar bajo el mismo techo 24/7, puede facilitar que acabemos derivando a ello…

RELACIONES DE PAREJA SIN CONVIVENCIA

La no convivencia en las parejas, como comentaba al inicio del documento, cada vez se valida más, especialmente a partir de cierta edad y de ciertas circunstancias. 

Como “pros”, en este caso, podrían darse los siguientes: la posibilidad de tener más espacios individuales, que si se cuidan hacen mucho bien a unx mismx, lo que puede llevar a apreciar más el tiempo compartido con el otro, a conectar con ese echar de menos, con esas ganas de verse, con ese exprimir el tiempo juntos, ese cuidar y mantener la seducción dentro de la relación, etc…

Como contras, el hecho de no convivir, puede llevarnos a que, el fin de semana, sea el único momento de calidad con nuestra pareja, por lo que, si entre semana no hemos cuidado esas amistades, por rutinas, horarios laborales y demás, poco a poco, puede que los fines de semana acaben siendo sólo para planes en pareja, y el tiempo de calidad con amistades se reduzca bastante… incluso en ocasiones, hasta desaparecer si no se trabaja en ello.

Al final, todo depende de lo que cada unx quiera y aquello que elija y que le haga sentir bien. La convivencia o no convivencia, sólo es el escenario facilitador. Las dinámicas que se den, depende de los personajes protagonistas. En temas de parejas, siempre y cuando ambos estén de acuerdo y nadie lo pase mal, todo es válido, nada es mejor o peor. Sólo, más adecuado o menos adecuado, para cada persona en particular… y cómo todo en esta vida, es cuestión de hacer balance entre las “ganancias y renuncias” de cada decisión, buscando un equilibrio.

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