Las relaciones de pareja generan momentos positivos y pueden aportar mucha satisfacción, pero también pueden presentar desafíos y conflictos que debemos afrontar en el día a día. Para una relación de pareja tenga momentos felices y tengan dinámicas satisfactorias, será importante dejar claras algunas cosas desde el principio. Una de las cuestiones más importantes que enfrentan las parejas es cómo establecer límites saludables en su relación.
A menudo se habla de límites y prohibiciones como si fueran el mismo concepto, pero en realidad son muy diferentes. Los límites los podemos entender como las fronteras que una persona establece para sí misma en una relación. Estos límites pueden ser físicos, emocionales, sexuales, etc. Por ejemplo, un límite emocional podría ser que uno de los miembros demande que no se hable sobre ciertos temas que le resultan incómodos o dolorosos, o delimitar cuestiones sexuales, por nombrar algunos.
Por otro lado, la prohibición es una regla que se impone a la otra persona. Es una restricción que limita su capacidad de tomar decisiones. Las prohibiciones pueden ser explícitas; “te prohíbo hablar con tu ex pareja”, por ejemplo, o implícitas, como cuando nos enfadamos porque nuestra pareja no nos llama todos los días cuando llega del trabajo.
Podemos pensar que plantearle a nuestra pareja ciertos límites que para nosotros/as son importantes puede ser sinónimo de estar controlando, prohibiendo u ordenando lo que debe hacer. Si los límites se establecen desde la empatía, la asertividad y con la finalidad de llegar a acuerdos, no solo se convierten en algo saludable, sino incluso necesario.
Las prohibiciones, en cambio, pueden ser perjudiciales para una relación. Si una persona se siente controlada o manipulada, es probable que comience a sentir que no tiene autonomía en la relación. Además, las prohibiciones pueden ser difíciles de mantener a largo plazo. Si una persona siente que se le está negando algo que realmente desea, es posible que se sienta tentada a desobedecer la regla.
En cambio, los límites son una forma saludable de mantener el respeto mutuo en una relación. Cuando una persona establece límites, está diciendo lo que quiere y lo que no quiere. Esto ayuda a la otra persona a comprender sus necesidades y a actuar en consecuencia. Además, los límites pueden ser negociados y ajustados con el tiempo, lo que permite que la relación evolucione y cambie a medida que lo hacen las personas.
Los límites no deben ser usados como una forma de controlar a la otra persona. En una relación saludable, ambos miembros deben tener la libertad de establecer sus propios límites y de respetar los límites del otro.
Si quieres saber más y conocernos sigue navegando por nuestra web