Cuando conocemos a alguien, comenzamos una relación y se activa el proceso de enamoramiento, nuestra forma de ver el mundo cambia y como se suele decir, “lo vemos todo de color de rosa”. Esto se debe principalmente a ciertos cambios neurofisiológicos, como el aumento de dopamina, que provoca entre otras cosas una disminución de la activación de la corteza prefrontal (esa parte del cerebro que está implicada en la toma de decisiones y el control conductual, entre otros) dando como resultado un razonamiento algo afectado.
Todo esto es un proceso habitual que según algunos expertos tiene una duración determinada, desde semanas hasta meses o pocos años. Después, volvemos a estabilizarnos.
Cuando nos enamoramos solemos decir que no tenemos ojos para nadie más. Parece que sólo nos fijamos en esa persona amada y no tenemos motivación ni ganas de conocer a otras personas . Pero como hemos comentado, este proceso de “embriaguez romántica” se va pasando con el tiempo y poco a poco podemos notar que todo va volviendo a su estado natural; esos mensajes que antes me removían y me ponían nervioso/a ya no me generan ninguna alteración, empezamos a ver los defectos de la otra persona e incluso, podemos notar que nuestro deseo sexual “se tranquiliza”. La dopamina vuelve a su estado natural. Es posible que podamos experimentar, incluso en etapas finales del enamoramiento, atracción hacia otra persona que no sea nuestra pareja sentimental.
Entonces, ¿es normal que me pueda atraer otra persona estando bien en pareja?
La respuesta es clara; sí.
Pero antes de seguir respondiendo es importante dejar claro que la palabra normal en áreas como la sexología o la terapia de pareja suelen evitarse por aquello de no diferenciar “lo bueno de lo malo” , ya que todo aquello que no entre dentro de lo “normal” podría entenderse como anormal o incluso patológico y nada más lejos de la realidad. Recordemos que cada persona es muy diferente y no hay dos hombres ni dos mujeres iguales.
Dicho esto, parece evidente que aunque estemos enamorados de nuestra pareja y nuestra relación funcione y estemos satisfechos/as , nos podemos sentir atraídos por otras personas. El amor romántico nos dice que si estás bien con alguien no es posible fijarse en nadie más y si esto ocurre es porque las cosas no marchan bien. La realidad es muy diferente.
Independientemente del tipo de relación que tengamos, dejemos claro que tipos de relaciones hay muchas, podemos sentir atracción, incluso deseo sexual, hacia otras personas. Diferente es la decisiones que tomemos en cuanto a evitar o no ciertas conductas sexuales, eróticas o afectivas con esa otra persona.
Debemos saber, como ya afirmó el prehistoriador y paleontropólogo Dominguez-Rodrigo (2004) que en nuestra especie nos sentimos atraídos los unos a los otros porque nos encontramos físicamente atractivos, y es lógico entender que ese atractivo “no se nos quita” a ojos de los demás cuando nos emparejamos y mucho menos se nos va, como por arte de magia, la capacidad de notar el atractivo de los demás.
Podemos concluir entonces que sentir atracción por otras personas, aunque estemos en pareja, no es algo por lo que en principio debamos preocuparnos. El juego del atractivo entre los humanos es mucho más complejo y no podemos simplificarlo ni entenderlo únicamente relacionado con el momento de inicio o fin de una relación.
Si aún así hay situaciones o sentimientos que no te hacen sentir bien, es recomendable acudir a un especialista que pueda ayudarte a comprenderte, a comprender la situación y a buscar soluciones.
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