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¡Quiero hacer terapia!

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Si ya te has dicho a ti mismo/a o has gritado a los cuatro vientos “¡quiero hacer terapia!” es que tienes ganas de empezar a trabajar. Pero, ¿qué tipo de terapia debo escoger? Es muy sencillo, tienes que escoger la que mejor se adapte a ti y a tus necesidades.

A continuación vamos a hablar de algunas de las muchas terapias que hay para que puedas escoger aquella con la que te sientas más identificado/a:

La terapia cognitivo-conductual: Es un tipo de terapia que analiza cómo pensamos (enfoque cognitivo) y cómo nos comportamos (enfoque conductual) haciendo que seamos nosotros mismos quienes nos demos cuenta  (con las herramientas adecuadas) de que podemos cambiar la perspectiva que tenemos de las cosas si cambiamos nuestro enfoque. Las cosas cambian cuando cambiamos la manera que tenemos de ver el mundo entonces nos damos cuenta de que empezamos a mejorar.

Suele pasar que vamos arrastrando pensamientos, creencias y comportamientos desde pequeños y es que algunos de estos nos van pasando factura con el tiempo. Se llaman pensamientos disfuncionales, falsas creencias y comportamientos que dábamos cómo válidos o eso pensábamos. Es aquí donde interviene el terapeuta el cual nos ayudará a identificar y a resolver estos patrones que tan arraigados han estado en nuestra vida.

Este tipo de terapia es la que llevamos a cabo en nuestro centro y es que el/la paciente nunca se siente solo/a ya que hacemos un seguimiento constante durante todo el proceso. Nos tomamos muy en serio nuestro trabajo ya que nos interesa la recuperación de este/a. Se trata de que la persona esté motivada y tenga ganas de trabajar porque en nuestro centro se trabaja ¡mucho! tanto dentro como fuera de él. El objetivo es que se trabaje dentro y fuera del centro, se trata de no desconectar nunca sino de conectar íntegramente con lo que nos pasa para que vayamos notando poco a poco los cambios.

Se trata de una terapia de aceptación, es un compromiso con nosotros/as mismos/as. Muchas veces pensamos que necesitamos “esto y aquello” y quizás muchas de estas cosas son materiales, nos cuesta darnos cuenta de que quizás nuestras necesidades van más allá de lo material. Nosotros/as también importamos y cuesta mucho darnos cuenta de este hecho tan natural y necesario. Cuidarse ¡no está nada mal! Así que lo mejor que podemos hacer es invertir en nosotros/as mismos/as.

Dentro de la terapia cognitivo-conductual, entra en juego la razón y las emociones de manera que podemos resolver problemas emocionales tomando conciencia plena de nuestras emociones. Aprender a identificar nuestras emociones nos ayudará a conocernos mejor. Cuando una emoción negativa vaya a invadirnos, podremos pararla. Podremos preguntarnos si acogemos esa emoción o la dejamos ir. Lo importante es que poco a poco las emociones negativas no nos afecten como lo hacían. Lo importante es entender que las emociones son todas validas tanto las negativas como las positivas. Nuestros monstruos interiores deben vivir pero debemos controlarlos para que no nos afecten más de lo necesario. Se trata de tener pensamientos más bien constructivos y si algunos son negativos poderle sacar la parte positiva ¡que la tiene! El terapeuta nos ayudará a que nuestro camino sea cada vez más esclarecedor.

En relación a todo lo que se ha dicho os adjunto dos links muy relacionados con este primer punto para que tengáis más información: https://www.nuriajorba.com/primera-vez-la-consulta/ o https://www.nuriajorba.com/excusas-no-ir-al-psicologo/

La terapia psicoanalítica: Es una de las terapias más conocidas y su popularidad se debe a la figura de Sigmund Freud. Este tipo de terapia parte de la base de que los conflictos que tenemos se originan en el pasado, sobretodo en la niñez.  La mayoría de nuestros problemas son el resultado de pensamientos reprimidos en el inconsciente. El objetivo del psicoanalista es ayudarte a que todos estos pensamientos inconscientes se vuelvan conscientes. Muchas veces usará la catarsis emocional o la hipnosis para que el paciente pueda identificarlos y así desactivar los mecanismos de defensa y deshacernos del problema.

Se trata más bien de un regreso al pasado para detectar todos aquellos elementos que se originaron una vez de manera inconsciente, cuando aún no éramos conscientes de las cosas pero íbamos bebiendo de ellas.

La terapia interpersonal dinámica: Es un tipo de terapia que ayuda a mejorar la relación que tenemos con nuestro entorno. Es muy eficaz cuando empezamos a ver aquellos vínculos problemáticos que mantenemos con otras personas. Nos ayuda a decidir lo que queremos y lo que no queremos en nuestra vida. Se detectan posibles relaciones tóxicas, posibles relaciones de mejora, posibles relaciones que nos están aportando más de lo que creíamos, etc.

La terapia humanista: Es un tipo de terapia centrada en el “yo”. Es un tipo de terapia muy optimista, el objetivo es el crecimiento personal de la persona y que la persona crea en todo su potencial, en todo lo que puede dar y llegar a ser. La terapia humanista nos ayuda a ser plenamente conscientes de nuestros cambios. Se trata de que la persona consiga quietud consigo mismo/a. El objetivo de esta terapia es conseguir estar en equilibrio. A diferencia del psicoanálisis que se centra más en el pasado recurriendo a flashbacks, la terapia humanista apuesta por el presente para que el individuo/a sea plenamente consciente de quien es en el ahora.

La terapia existencial: Es un tipo de terapia que nos ayuda a encontrar un propósito en la vida, nos ayuda a encontrar nuestro camino y a reflexionar sobre nuestra existencia. El objetivo es vivir el aquí y el ahora asumiendo retos y responsabilidades, asumiendo problemas que son parte de un proceso que se llama ¡vivir! e intentar alcanzar al éxito. Para más información podéis leer el artículo: https://www.nuriajorba.com/camino-correcto/

La terapia Gestalt: Es un tipo de terapia que entiende a la persona como un todo, es decir, tiene una mirada totalmente holística del ser humano. El/la terapeuta hará que la persona adquiera conciencia plena en todo momento cuestionándose totalmente su razón de ser y hacer.  

La terapia centrada en el paciente: Es un tipo de terapia similar a lo que sería el “coaching”. El foco de atención en este tipo de terapia recae en el paciente, es el/la paciente el/la que tiene la pelota. El/la terapeuta guiara al/la paciente con preguntas y éste/ésta deberá encontrar la raíz del problema en las respuestas. Poco a poco irá encontrando las soluciones ya que el/la terapeuta le indicará el camino pero él/ella tendrá que encontrar la salida.

La terapia breve centrada en soluciones: Se trata de un tipo de terapia resolutiva, no se trata de encontrar los puntos débiles de las personas sino en ir más bien ¡al grano! Es una terapia de corta duración que se centra en solucionar algunos aspectos de nuestra vida para poder seguir adelante y reflexionar sobre los mismos. Es un empujoncito que viene muy bien de vez en cuando y es que de esta manera nos podemos ir conociendo mucho mejor a nosotros/as mismos/as.

Las terapias artísticas: Son aquellas terapias que quizás pasan desapercibidas pero ¡las practicamos muy a menudo! Seguro que muchas veces, dibujando, pintando o diseñando, las horas se te han pasado volando porque te has sumergido en el mundo del color y la harmonía. Los hobbies también son terapias porque hacemos lo que nos gusta y sobretodo ¡se despierta nuestra creatividad! y la motivación fluye más que el viento. Estamos hablando de arteterapia, aquella terapia que te despierta el lado más creativo, salvaje y libre que tienes. Podemos pintar estando de buen humor o de mal humor que seguro que nuestra pincelada lo reflejará muy bien. El objetivo es manifestar artísticamente nuestro interior. El simple hecho de ensuciarnos un poco las manos con argila, yeso o cualquier otro material ¡hará que nos relajemos! Se trata de una expresión artística que hará que la persona pueda decir mucho a través de las formas que vaya creando consiguiendo así que se vaya guardando muy poco.

¿Te gusta el teatro dramático? ¡Enhorabuena! Es otra terapia muy efectiva, se llama dramaterapia y es que nuestro cuerpo crea formas y estas formas están más que vivas porque provienen de ti. Improvisa, actúa y pierde el miedo escénico. El teatro puede ayudarnos a soltarnos, a tener menos vergüenza y a dejarnos ir. Podemos ser almas libres cuando queramos y es que las conexiones que se establecen entre los compañeros/as pueden ser muy beneficiosas para cualquiera.

La terapia sistémica: También conocida como “terapia familiar” es aquella que relaciona a un grupo de personas unidas por un vínculo familiar. El objetivo es mejorar la relación y la comunicación que hay en ella.

La terapia sexual: Es un tipo de terapia que ayuda a mejorar aspectos relacionados con la sexualidad. Se tratan todo tipo de disfunciones a nivel sexual ya sean de género femenino como masculino. Se tratan, en el caso de las mujeres, disfunciones tales como el vaginismo (contracción involuntaria de la zona vaginal), dispareunia (dolor durante el acto sexual), anorgasmia (dificultad o imposibilidad de alcanzar el orgasmo), falta o pérdida de apetito sexual y aversión al sexo entre otras. En el caso de los hombres, se trata la disfunción eréctil, la eyaculación precoz, la eyaculación retrógrada (entrada de semen en la vejiga en lugar de salir por la uretra durante la eyaculación), anorgasmia entre otras.  En este caso, el sexólogo/a nos ayudará a explorar, reflexionar y a hablar sobre temas íntimos de una manera abierta sin sentir miedo ni pudor. Se busca normalizar la sexualidad y que el sexo no sea un tabú. Y en relación a la figura del sexólogo/a también entraría en juego la fisiosexología, una rama de la fisioterapia. La/el fisiosexóloga/o está especializada/o en suelo pélvico, en dolor crónico como la penetración y la menstruación por ejemplo y es que se trata de la parte física de la terapia sexológica. No tenemos que sentir dolor en el sexo, tenemos que disfrutar y conocer todos los rincones de nuestro cuerpo. Si queréis saber más sobre fisiosexología no os perdáis este artículo: https://www.nuriajorba.com/que-es-la-fisiosexologia-entrando-en-materia/

Para cerrar este escrito quiero añadir que hay muchas terapias psicológicas, aquí solo se nombran las más conocidas o por lo menos algunas de ellas. Lo importante es que escojas la terapia que mejor se adapte a ti y con la que te sientas más cómodo/a.

¿Conoces alguna terapia que aquí no se nombre y quieres que hablemos de ella? ¡Nos lo puedes comentar cuando quieras! Será un placer escribirlo y aclarar todas aquellas dudas que tengas y te vayan surgiendo porque se trata de aprender y normalizar las cosas todo lo que podamos.

 

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